sábado, 7 de septiembre de 2013

El fin de la epidemia de obesidad, según Michael Gard

En los últimos años la obesidad ha sido proclamada por las autoridades políticas como la mayor amenaza sobre la salud. Sin embargo, cada vez más investigaciones ponen de relieve que solo los obesos grado II y III pueden ser objeto de esta amenaza. A pesar de las predicciones apocalípticas de las instituciones sanitarias, sobre que el aumento de los niveles de obesidad podría conducir a una crisis de salud global, la crisis no se ha materializado. Por este motivo, una serie de autores son críticos con estos discursos alarmistas. Entre estos autores se encuentra, Michael Gard, profesor de la universidad australiana de Southern Cross e investigador escéptico con la designación de la obesidad como una epidemia. Gard escribió en el año 2005 junto con Jan Wrihgt, The obesity epidemic. Science, morality and ideology, obra crítica sobre la ausencia de evidencia científica sobre la denominación de la obesidad como una epidemia de salud pública. Ya entonces Gard y Wright pronosticaron que la obesidad no aumentaría a nivel mundial y así ha ocurrido. De esta forma, en la actualidad Gard sostiene que hemos entrado en una nueva y quizás terminal fase del debate sobre la obesidad.
Estas argumentaciones las defiende Gard en su obra, The end ofde obesity epidemic. Gard muestra como la evidencia científica sugiere que las tasas de obesidad se están estabilizando en las sociedades occidentales y la esperanza de vida sigue aumentando en consonancia con el aumento de las tasas de obesidad. Recordemos que este es también el caso de España como muestra la última Encuesta Nacional de Salud realizada en el año 2012.
Gard muestra como la ciencia de la obesidad sigue teniendo grandes incertidumbres siendo imposible establecer la "verdad" sobre la etiología, diagnóstico y tratamiento con el fin de establecer un objetivo sobre el que basar las políticas de salud pública. Su conclusión, poderosa e ineludible, es que ahora hay que marcar el fin de la epidemia de obesidad. ¿El motivo? Esta denominación tiene una carga moral e ideológica sin base en la evidencia que esta favoreciendo relaciones problemáticas con la alimentación en gran parte de la población mundial.
La obra de Gard, está llena de datos y referencias que nos hacen reflexionar sobre el tratamiento institucional y social de la obesidad. Desde un punto de vista escéptico, la obra de Gard ofrece una anatomía sin precedentes de la obesidad como un problema científico, político y cultural. Es una lectura esencial para cualquier persona con un interés en la ciencia, la sociología y la antropología de la salud y la obesidad.
Os dejo un enlace a YouTube donde Michael Gard explica brevemente su trabajo académico http://www.youtube.com/watch?v=Z3WaUOTfs4s
 
 

lunes, 15 de julio de 2013

Cerveza, vino y su influencia sobre la adiposidad abdominal


La llegada del verano predispone a las comidas fuera de casa. Es época de vacaciones, reuniones con amigos y familiares que suelen terminar en una fiesta gastronómica. En las comidas de verano la cerveza es la bebida estrella. Su carácter refrescante y su ayuda a la hidratación (98% de su contenido es agua) favorecen su consumo. Pero también es conocido que en vacaciones y en el verano se puede aumentar de peso con facilidad. Pero más allá de conductas socialmente vinculadas a la época estival, ¿existe relación entre la cerveza y el aumento del peso?, ¿ existen vinculaciones entre el consumo de alcohol y los desordenes alimentarios? La respuesta es si.
 
 
La ingesta continua de alcohol está relacionada con la obesidad abdominal según las conclusiones de diferentes estudios publicados en el 'European Journal of Clinical Nutrition'. Los resultados de estas investigaciones sugieren que el consumo de alcohol a lo largo de la vida favorece la adiposidad abdominal con aumento del perímetro de la cintura. Además, en los hombres, provoca obesidad general con aumento del Índice de Masa Corporal (IMC).
 
Entre estas investigaciones destaca la realizada durante nueve años por un grupo de trabajo que recogió una muestra de 258.177 individuos de entre 25 y 70 años, procedentes de Francia, Italia, Grecia, Holanda, Alemania, Suecia, Noruega, Reino Unido y España. El estudio analiza el consumo de alcohol en una amplia muestra de personas adultas de diferentes regiones europeas y examina el papel de la exposición durante largo tiempo al alcohol en la obesidad abdominal y general. No obstante, el estudio señala que los mayores incrementos del perímetro de la cintura se observan en consumos altos de alcohol, por lo que no desaconseja un consumo moderado.


En el estudio se analizó también los efectos que tenían la cerveza y el vino en la formación de adiposidad. Así, reveló que la ingesta de la cerveza favorece la formación de adiposidad abdominal en mayor mediad. Además, la investigación reveló que los hombres que consumen más cerveza presentan más riesgos (en un 75%) que los que beben vino (25%). De esta manera, los hombres que consumen más de tres vasos de cerveza incrementan (50%) sus posibilidades de tener obesidad abdominal. Por su parte, las mujeres que beben entre uno o dos vasos de cerveza diarios a lo largo de la vida tienen un riesgo ligeramente mayor de desarrollar obesidad abdominal que las que no consumen cerveza. Con respecto al vino, las mujeres que toman tres o más vasos tienen más posibilidades (60%) de padecer sobrepeso abdominal que las que no beben vino. Mientras que, en hombres, este riesgo se sitúa en el 28 por ciento.
Por otro lado, existen investigaciones que sugieren que la gente que tiene historial de alcoholismo puede estar cambiando su adicción a las bebidas por comida con altos niveles de calorías. Un estudio realizado en la Universidad Washington, señala que tanto las bebidas alcohólicas como los atracones de comida “basura”, estimulan las mismas partes del cerebro. La gente con una predisposición genética al alcoholismo está remplazando el alcohol por comida, principalmente las mujeres.  En el estudio se compararon la adicción y la tendencia a la obesidad en una investigación realizado en los años noventas y con otra realizada en los años 2001 y 2002. Cerca de 80 mil personas participaron en los dos estudios. Los resultados encontraron que en los años 2001 y 2002, las mujeres con un historial de alcoholismo fueron 49% más propensas a padecer obesidad, que aquellas que no tuvieron la predisposición al alcohol. Lo mismo ocurrió en los hombres, pero en un menor grado. Los investigadores sugieren que la predisposición genética del alcoholismo y la obesidad podrían deberse a cambios en los hábitos alimentarios, como un mayor consumo de comida “basura”.
 
 Aunque conviene recordar que el abuso de cerveza o vino conlleva perjuicios para la salud, derivados del alcohol y el alto contenido calórico, también hay que tener en cuenta, que el consumo responsable de cerveza y vino también producen efectos positivos sobre nuestra salud.
 

 

 

 

viernes, 7 de junio de 2013

Relación entre obesidad y sueño, dormir bien adelgaza


La cantidad y calidad de las horas de sueño de una persona influyen en su salud. Esta es una afirmación socialmente conocida y científicamente evidenciada. La alteración de los ritmos circadianos, especialmente en la infancia, podría favorecer la aparición del sobrepeso. Y a la inversa, la obesidad incrementa el riesgo de sufrir trastornos del sueño, como el insomnio, los ronquidos o la apnea. Es la conclusión a la que llegan los miembros del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) de España.
En los últimos años han aumentado los estudios que relacionan el sueño y la obesidad. La regulación hormonal del sueño y el apetito son el foco de estudio, hormonas como la leptina y la grelina están implicadas. Un reciente estudio de la Universidad de Stanford (EE UU) sugiere que las personas que duermen menos de 5 horas, comparado con aquellas que duermen 8 horas, producen mayores niveles de grelina y descenso en los de leptina. La consecuencia más importante de estas alteraciones neuroendocrinas es el aumento del apetito, especialmente por alimentos hipercalóricos y ricos en hidratos de carbono, para intentar sustituir la energía que no se recuperó por la falta de un sueño reparador. Y esto acaba provocando una sobrealimentación y, en último término, ganancia de peso.
Pero también la calidad del sueño influye en la regulación hormonal de la grelina y la leptina. Un estudio liderado por el Dr. Harsch comparó los niveles séricos de grelina y leptina en pacientes obesos con síndrome de apnea con  pacientes obesos sin síndrome de apnea. Observaron que los pacientes con problemas respiratorios durante el sueño (ejemplo: personas que roncan) tenían valores basales mayores de grelina y leptina que los de los controles obesos. Este estudio sugiere que los niveles de leptina y grelina no dependen sólo de la cantidad de sueño sino también de la calidad.
 

 
En los próximos años los estudios sobre sueño y obesidad aumentarán. El papel de la leptina sobre la obesidad ya ha sido destacado por Friedman y Coleman. Por lo tanto, en los estudios sobre obesidad la variable sueño tendrá que ser estudiada con mayor atención. Ya que, dormir bien es saludable, y según la evidencia científica, también adelgaza.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Adelgazar y correr, cuestión de diversión

En la actualidad existe en nuestra sociedad dos actividades centrales en el cuidado de la salud, adelgazar y correr. Cuando digo adelgazar y correr alguien podría puntualizar que es más correcto decir alimentarse de forma saludable y realizar actividad física regular. Convengo que sería lo ideal y lo correcto según la evidencia científica, pero no es la realidad.

 
La mayoría de las personas que siguen una dieta no lo hacen por prescripción facultativa como lo indica la última Encuesta Nacional de Salud. Estas personas modifican sus hábitos alimentarios de forma autodidacta apoyados en dietas milagro cuyo origen está en la web, en los apuntes de una vecina o la experiencia de una amiga. El objetivo no es alimentarte correctamente sino adelgazar. Y alguien puede pensar, ¿dónde está la diferencia?, ¡si alguien sigue una dieta se estará alimentando bien y si adelgaza estará más sana! Estos paralelismos son peligrosos, como peligroso es adelgazar sin control por parte de personal especializado. Pues es bien sabido, que no todas las dietas producen un efecto saludable sobre el organismo, ni estar más delgado nos hace más sanos.

Por otro lado, tenemos otra actividad de moda, correr. Pero no solamente correr sino correr largas distancias.  En la actualidad muchas personas comienzan a correr sin asesoramiento profesional, lo cual supone desconocer las claves para no cometer imprudencias y perjudicar nuestra salud. Pero, ¿por qué correr?, ¿es correr la actividad física más saludable? Contestaré primero a la última cuestión. Aunque yo sea maratoniano, por desgracia tengo que decir que correr no es la mejor actividad para fomentar la salud. Los corredores sufrimos lesiones con frecuencia, aún siendo corredores experimentados, nuestras articulaciones sufren por el impacto de la carrera. Sin embargo, otras actividades aeróbicas como caminar, montar en bicicleta, nadar o incluso sesiones de tonificación con pesas aportan un mayor beneficio sobre el organismo con un menor riesgo de lesión. Entonces, volvamos a la primera pregunta, ¿por qué correr? La clave está en que muchas personas encuentran en esta actividad física el aliado ideal para adelgazar.
Durante mi vida profesional me he encontrado a muchas personas cuya motivación inicial ha sido correr o cambiar su alimentación para adelgazar. Aunque, la mayoría no lo reconoce y se apoyan en la metáfora de "mantenerse bien físicamente y saludable". De esta forma, adelgazar supone la actividad dónde confluyen los intereses por alimentarse bien y por la actividad física. Sin embargo, son muchas las personas que pasadas unas semanas no consiguen ni correr, ni alimentarse bien, ni adelgazar. ¿Saben por qué? La clave es pasárselo bien, divertirse. Quién no disfruta con el proceso de alimentarse bien, quién no disfruta con la sensación de libertad que proporciona correr, no mantendrá estas actividades sólo por la presión de adelgazar.

Aqui os dejo un ejemplo de lo importante que es pasárselo bien cuando se hace actividad física. No os lo perdáis es divertidísimo.

 
 

sábado, 6 de abril de 2013

La discriminación social de las personas obesas. Una cuestión de género

Es indudable que las personas con sobrepeso y obesidad sufren una presión moral sobre su cuerpo superior al resto de la sociedad. En la sociedad actual el ser obeso tiene una vinculación casi directa con conceptos como falta de voluntad, de autocontrol, dejadez y pereza. Desde las instituciones sanitarias se les advierte de los peligros que corren y de su irresponsabilidad si no ponen remedio a tiempo. El mensaje parece claro, no podemos permitir que el obeso vaya enfermando poco a poco, pero tampoco podemos permitir el coste económico que esto supone. La presión ejercida hacia las personas con sobrepeso y obesidad, no es fácil de soportar.

Autores como John Evans, Emma Rich y Brian Davies han observado como los códigos sociales en los que se basan estructuralmente la tendencia a la perfección están ligados a los imperativos morales que se establecen sobre el cuerpo, forjándose sobre la idea de un cuerpo saludable y su vinculación con el peso ideal. La moralidad que transmiten estos discursos sirve de herramienta para la exclusión o inclusión de las personas en el grupo de normales según los valores sociales establecidos. Aceptar la obligación moral de cuidarse siguiendo los imperativos de la salud relacionados con un estilo de vida saludable mediante la práctica de un control del peso corporal, es una obligación de todo buen ciudadano. Dentro de los códigos de perfección, la regulación del cuerpo está íntimamente ligada a los imperativos morales relativos al control del peso constituyendo actos de inclusión y exclusión que tienen connotaciones morales. Las responsabilidades individuales para controlar la alimentación y la obligación de realizar actividad física son moralizantes. Constituyen “imperativos de salud”, que transmiten una versión particular de la virtud y la conciencia, acompañado de poco o ningún debate sobre si más allá de las necesidades de la salud biomédica, esto puede ser éticamente correcto.

La guerra contra la grasa tiene consecuencias especialmente devastadoras para las mujeres con sobrepeso. Vivimos en una cultura donde los medios de comunicación y el entorno social, le recuerdan a la mujer varias veces al día que cuidar su cuerpo debe ser lo más importante en su vida. Las mujeres pagan un alto precio por la obsesión de nuestra cultura por el peso. El bombardeo de productos publicitados a diario para mantener el cuerpo dentro de los patrones culturales de delgadez, esbeltez y cuidado corporal en general, supone un coste económico y emocional para las mujeres. Tal es la presión a la que está sometida la población para hacerse responsable de su imagen y la salud de su cuerpo que hemos construido una cultura que garantiza que pocas personas estén en paz con su cuerpo. La sociedad no se cansa de recordarnos nuestras imperfecciones. Autores como López de la Torre y Bellido se preguntan sobre esta persecución social del obeso y su posible estigmatización. ¿Hasta dónde debería presionar la sociedad a un obeso bien informado y con suficiente capacidad de decisión para cambiar sus hábitos de vida en aras de un beneficio perso­nal, social y económico? La sociedad parece luchar contra el obeso, no contra la obesidad.

 
Para ilustrar el tema de este post os recomiendo ver el debate ofrecido en “Para todos la 2” sobre la discriminación de las personas obesas.
 

jueves, 28 de marzo de 2013

Con sólo perder 4 Kilos los obesos mejoran su salud


La obsesión por perder peso se ha incrustado en nuestra sociedad. ¿A cuántas personas conoces qué no hayan querido perder peso en alguna ocasión? Sin embargo, ¿todos necesitan perder peso? Claro, la respuesta a esta pregunta depende del objetivo. Si se quiere perder peso por estética, por salud física o psicológica. Como ustedes ya habrán observado la mayoría de sus conocidos que están a dieta no son obesos y tampoco tienen indicado perder peso para controlar su salud. La mayoría de las personas hacen dieta “por hacer dieta” y además lo hacen sin ninguna indicación por parte de especialistas, como indica la Encuesta Nacional deSalud 2012.  
 
Muchas personas hacen dieta por mantenerse en su peso “ideal” lo que traducido a valores de referencia del Índice de Masa Corporal (IMC) correspondería a ser normopeso. En ocasiones personas con sobrepeso intentan conseguir este objetivo aún estando sanos. Los medios de comunicación y algunas instituciones públicas animan a la población a conseguir su peso “ideal” para mejora su salud.  Pero, si una persona con sobrepeso ya se está sana y no ha variado su peso durante años, ¿por qué tiene que adelgazar? Esa es la paradoja del obeso “sano” que ha sido plasmada en diferentes investigaciones como la realizada por el Dr. Ortega y publicada en el European Heart Journal hace unas semanas. Sin embargo, supongamos ahora que una persona con sobrepeso tiene alterados algunos parámetros que se toman de referencia para controles clínicos del estado de salud, como por ejemplo la tensión arterial, los niveles de colesterol y triglicéridos o la glucemia basal. En este caso, y por indicación sanitaria habitualmente, se le recomienda al paciente que pierda peso siendo habitualmente el objetivo conseguir su peso normal según el IMC. En ocasiones este objetivo supone dejar muchos kilos siendo un duro camino para las personas con sobrepeso. ¿Es necesario perder muchos kilos para mejorar la salud? La respuesta es no.
 
Estudios publicados recientemente apoyan esta afirmación. Piñera y colaboradores sugieren en las conclusiones  de su estudio que las personas con sobrepeso u obesas mejoran su parámetros clínicos, metabólicos y psicológicos con la perdida tan sólo de 3,8 Kg de media. Esta idea también es apoyada por Coleman y Friedman quienes sugieren en su investigación sobre la leptina que pequeñas perdidas de peso son suficientes para mejorar la salud. Por lo tanto, el objetivo para las personas con sobrepeso y obesidad no debe ser llegar a ser normopesos sino mejorar su salud y esto se consigue dejando sólo unos pocos kilos. A partir de aquí si una persona quiere tener un IMC de peso normal será por otras cuestiones. Todas respetables por supuesto, pero no pongan a la salud como excusa. Les dejo un video del Dr. Friedman donde habla de su investigación sobre la leptina.
 
 

viernes, 15 de marzo de 2013

Las mujeres españolas, los niños y los mayores de 74 años están más delgados que hace seis años según la ENS 2012


El titular de este post puede parecer falso pero les aseguro que es real. Ayer se presentó por parte del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la Encuesta Nacional de Salud 2012 (ENS). La anterior encuesta se realizó en el año 2006, por lo tanto, ha transcurrido un periodo de seis años entre encuestas, circunstancia esta que no sucedía desde el primer intervalo entre los años 1987 y 1993. Por este motivo los resultados de este estudio se esperaban con interés por investigadores, instituciones e industrias afines a la sanidad. La encuesta nacional de salud (ENS), valora tres grandes grupos de variables relacionadas con: el estado de salud de los ciudadanos, la utilización de los servicios sanitarios y los determinantes de la salud. En este último apartado uno de los ítems aborda el estado del Índice de Masa Corporal (IMC) de los españoles para, a partir de este dato, calcular la prevalencia de obesidad. Y este es el dato que quiero analizar en este post.


Según los resultados de la ENS 2012 la prevalencia de sobrepeso y obesidad en los adultos españoles es la mayor de la historia (53,7%). En la anterior ENS 2006 la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso era del 52,4%, por lo tanto, el incremento en seis años ha sido sólo del 1,3%. Pero si focalizamos en el sexo de los españoles, podemos afirmar que la prevalencia de sobrepeso y obesidad entre las mujeres adultas españolas ha disminuido del 44,6% en 2006 al 44,2% en 2012. Por lo tanto, parece que el exceso de peso es cosa de hombres. Pero si leemos con detenimiento los datos podemos observar que tampoco de todos los hombres, pues el sobrepeso y la obesidad, es mayor en hombres entre 55-74 años siendo la prevalencia del 77,3%. Esto significa que tanto el resto de grupos de edad de hombres como todas las mujeres están más delgados que hace seis años. Sin embargo el titular del ministerio en su rueda de prensa es “los españoles están más gordos que nunca”.
 
La obesidad infantil se merece un análisis diferenciado. Durante la última década hemos escuchado y leído numerosa información institucional y científica advirtiéndonos de la creciente epidemia de obesidad infantil. Como ya he manifestado en otras ocasiones, diferentes investigadores teníamos serias dudas sobre esta cuestión. Especialmente desde la aparición en 2012 de los resultados del estudio ALADINO, en cuyas conclusiones se sugería que la prevalencia de obesidad infantil no había aumento en los últimos once años, periodo transcurrido entre los estudios EnKid (1998-2000) y Aladino (2010-2011).
En otro orden, estudios recientes también apoyan la conclusión de la ENS 2012, en cuanto a la disminución o estancamiento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población mayor de 74 años. Un estudio realizado por el reputado investigador Juan Luís Gutiérrez-Fisac, titulado “Trends in obesity and abdominal obesity in the older adult populationof Spain (2000-2010)" y publicado en la revista “Obesity Facts” en el mes de febrero de 2013, pone de manifiesto que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población española mayor de 65 años no ha aumentado en el periodo 2000-2010.
 
Concluyendo podemos decir que según los datos emanados de la evidencia científica la epidemia de obesidad en España parece más bien una “epidemia moral” o, en cualquier caso, una epidemia que afecta sólo a hombres entre 55 y 74 años. Sin  embargo, la carga moral del mensaje sobre el aumento de obesidad en España, si afecta a más población sobre todo a mujeres y niños de cualquier edad. Curiosamente estos son los dos grupos sociales que mayor presión institucional y mediática reciben para controlar su peso corporal. Los profesionales sanitarios debemos reflexionar sobre este particular para no favorecer procesos de estigmatización sobretodo en niños y mujeres. En promoción de la salud debemos fomentar actitudes positivas y no el miedo, de otra manera, podríamos estar fomentando una medicina persecutoria como la describe el Dr. Alvarez-Dardet.

domingo, 3 de marzo de 2013

Salud persecutoria, iatrogenia y miedo en la promoción de la salud




Autores como el Dr. Carlos Álvarez-Dardet, catedrático de salud pública de la Universidad de Alicante, opinan que la salud pública se está convirtiendo en un proceso persecutorio sobre la salud, lo que él llama salud persecutoria. Recientemente en las III Jornadas de Comunicación y Salud de la Universidad Miguel Hernández de Elche, el Dr. Álvarez-Dardet, comentaba que una de las consecuencias del excesivo control sobre la salud que estamos viviendo es la aparición de expansiones temporales de la noción de iatrogenia. Ya no solo pueden aparecer efectos secundarios del tratamiento de enfermedades reales sino que aparece la iatrogenia virtual.

 
Las instituciones sanitarias no solo diagnostican y tratan enfermedades, cada vez más diagnostican y tratan riesgos. Como quiera que los riesgos no siempre ocurren, nos encontramos en una nueva situación en la práctica médica, que incluye los efectos secundarios adversos del diagnostico y del tratamiento preventivo de enfermedades que nunca ocurrirían. El contrato implícito en la relación médico-paciente se establecía clásicamente después de una petición de ayuda demandada explícitamente por parte del enfermo (autonomía), bajo la aceptación de los principios de beneficencia y no-maleficencia, tres de los cuatro principios de la bioética. Sin embargo, una gran parte de la demanda sanitaria en la actualidad es inducida por la medicalización de los futuros y la medicina del riesgo, circunstancia que claramente afecta a la autonomía de los pacientes. El hecho de que los médicos diagnostiquen y traten riesgos virtualiza la noción de beneficencia. Si alguien después de haber sido tratado para reducir los niveles de colesterol e hipertensión no desarrolla infarto. ¿Puede este hecho ser atribuido con certeza a la acción médica en este caso concreto? Los médicos en la actualidad obtienen crédito de prevenir dolencias que nunca ocurrirían. Lo mismo sucede con los límites del principio de no-maleficencia ¿Son admisibles los efectos secundarios del diagnostico y el tratamiento de las enfermedades que no ocurrirán? ¿El nivel de daño físico, mental o económico debe ser el mismo para diagnosticar y tratar riesgos que para diagnosticar y tratar enfermedades?
 

Lo anteriormente expuesto tiene su claro ejemplo en la prevención de los posibles riesgos para la salud que supone el sobrepeso. Cada vez son más los autores críticos con este tema. Sólo las personas con obesidad mórbida (grado II y III) han sido identificados como pacientes de riesgo. Sin embargo, las instituciones sanitarias en materia de salud pública lideran costosas campañas de prevención del sobrepeso y la obesidad. La autonomía, la beneficencia, no maleficencia como principios bioéticos están menoscabados en estas campañas de salud pública. La promoción de la salud basada en el temor a enfermar y en la medicalización de la salud se muestra no sólo insuficiente, sino que puede presentar también carencias bioéticas, especialmente cuando pueden favorecer procesos de estigmatización y exclusión social.
 

A continuación os dejo un video donde el Dr. Mario Alonso Puig habla de los efectos negativos del miedo para el organismo humano.
 
 
                               
                                                              

sábado, 23 de febrero de 2013

La importancia de la grasa para controlar la obesidad

La leptina es la hormona producida por la grasa que actúa sobre el hipotálamo, en el cerebro, para regular la ingesta de alimento, el gasto energético y la cantidad de grasa que se acumula. Si la leptina falta en el organismo se favorece la obesidad. Hace pocas semanas los investigadores Coleman y Friedman recibieron el premio de investigación otorgado por el BBVA por este descubrimientos.  En su investigación comprobaron que la leptina actúa sobre los centros cerebrales que regulan el apetito. De esta forma, estos investigadores afirman que la causa principal por la que la gente engorda es una química cerebral alterada. La leptina reduce el apetito para que una persona no siga engordando pero si la dieta es pobre en acidos grasos los niveles de leptina serán bajos y se produce el efecto contrario. Por lo tanto, son contraproducentes las dietas que disminuyan de manera drástica el consumo de grasa.
 
En cuanto al tratamiento de la obesidad estos investigadores abogan por las pérdidas de peso moderadas ya que el objetivo no tiene que ser que todo el que esté obeso adelgace, sino mejorar su salud. Por lo tanto, manifiestan que sólo se debe tratar la obesidad cuando existen otras enfermedades, pues todos los obesos no son enfermos. Investigadores españoles como el catedrático de salud pública Dr. Carlos Álvarez también cree que tratamos en la actualidad a muchos pacientes por el riesgo a padecer enfermedades pero sin estar enfermos. Es decir, la salud pública se ha convertido en una salud persecutoria de los riesgos y tratamos a pacientes que nunca enfermarían.
 
La medicina preventiva ha ido cambiando de paradigma, desde la prevención de enfermedades epidémicas a la prevención de enfermedades que no se producirán. Se ha pasado de tratar enfermos a tratar a personas sanas para que no enfermen. ¿Podríamos estar realizando una iatrogénia por la obsesión de controlar todos los riesgos? ¿Qué causa más enfermos la obesidad o el tratamiento para controlar el peso por el miedo al riesgo? Es evidente que las investigaciones sobre obesidad y las medidas preventivas en salud pública deben tener estas cuestiones en cuenta.

jueves, 31 de enero de 2013

FALSAS CREENCIAS SOBRE LA OBESIDAD


Sobre la obesidad y la pérdida de peso existen mitos y suposiciones no probadas que se han repetido tantas veces y con tanta convicción que incluso los científicos como David B. Allison, director del Centro de Investigación de Nutrición  y Obesidad de la Universidad de Alabama en Birmingham, han caído en algunos de ellos.
 
Ahora, Allison está tratando de dejar las cosas claras. En un artículo publicado en la revista de Medicina de Nueva Inglaterra, el doctor Allison y sus colegas exponen una serie de mitos y  presunciones sin fundamento acerca de la obesidad.
Son números los expertos en obesidad que aplauden este esfuerzo por disipar la confusión generalizada sobre la obesidad. La investigación sobre obesidad, dicen, se ha convertido en un lodazal. El doctor Jeffrey M. Friedman, investigador sobre obesidad de la Universidad Rockefeller opina que,  “hay más desinformación en este campo de la obesidad que en cualquier otro campo científico."
Steven N. Blair, investigador sobre obesidad en la Universidad de Carolina del Sur, manifestó que sus propios alumnos creen muchos de estos mitos. Pero, cuando les reta a que muestren datos sobre estas supuestas certezas sobre la obesidad no pueden encontrarlas.
A continuación ofrezco un resumen de los mitos más frecuentes sobre la obesidad, observados por el Dr. Allison y los investigadores que colaboran con él.
MITOS MÁS FRECUENTES SOBRE LA OBESIDAD
1.     Con pequeños esfuerzos se consiguen grandes objetivos. Caminar dos kilómetros al día puede conducir a una pérdida de más de 25 kilos en cinco años.
2.     Hay que establecer metas realistas y perder poca cantidad de peso para tener resultados a largo plazo. Las personas que son demasiado ambiciosas se sienten frustrados y se rinden.
3.     Los hábitos de dieta y ejercicio en la infancia ayudan a que lo niños no engorden de adultos.
4.     Añadir grandes cantidades de frutas y verduras a su dieta ayudan a bajar de peso o no subir tanto.
5.     Las personas que engordan son débiles y perezosas para controlar su peso.
6.     Las personas con sobrepeso están menos saludables.
 
 
       A continuación os dejo un video para la reflexión. La película "Gordos" de Daniel Sánchez Arévalo se muestra crítica sobre alguno de estos mitos.
 
 

viernes, 25 de enero de 2013

El miedo no es un buen docente.


Cada vez son más los profesionales sanitarios que abogan por una forma diferente de fomentar hábitos saludables por medio de la educación para la salud. El cambio del miedo por la diversión es la clave. La práctica de hábitos saludables debe ser un aliado para encontrar la felicidad personal. La práctica de un estilo de vida saludable no debe perseguir exclusivamente no enfermar o una imagen corporal concreta. Estos logros serán secundarios y vendrán por añadidura si disfrutamos con el proceso que conlleva el cuidar la salud. Para modificar conductas es esencial que las personas se encuentren bien con ellas mismas. Incluso fisiológicamente es necesario. Según manifiesta Mario Alonso Puig, sólo podemos aprender y cambiar conductas cuando segregamos dopamina que favorece la regeneración neuronal. Esta segregación se produce cuando nos encontramos en un estado de bienestar físico, metal y social que nos permite emprender actividades creativas. Por el contrario, cuando sentimos temor o miedo segregamos cortisol y glutamato que favorecen la destrucción neuronal.

Existen autores como Jose Antonio Marina que son críticos con las prácticas pedagógicas basadas en el miedo por la falta de efectividad para promover cambios conductuales y por el potencial efecto nocivo sobre la autoestima. Esto es debido principalmente a la paralización que producen estos discursos. El miedo se ha utilizado para motivar cambios por la capacitad “positiva” de poner en alerta a los individuos para actuar con prudencia. Sin embargo, cuando el miedo no se controla paraliza a los individuos y los transforma en personas inseguras.

Estos mensajes basados en el miedo se utilizan con frecuencia en los programas de promoción de la salud. El miedo a la enfermedad es utilizado como motivador para practicar hábitos saludables generalmente relacionados con el fomento de la actividad física y una  alimentación equilibrada. El cuidado de hábitos alimentarios y los patrones de actividad física son esenciales para contribuir a un estilo de vida saludable. Sin embargo,  para ser sostenidos en el tiempo, es necesario prestar atención a otras variables. La clave está en interiorizar el cuidado de uno mismo de forma subjetiva para gestionar nuestra salud dentro de un estado emocional positivo. No infundir miedo es fundamental para enseñar y fomentar cambios sobre las actitudes. Quizás la falta de atención a este particular es una de las razones del fracaso de los programas de educación para la salud que tienen como objetivo la promoción de hábitos saludables en relación con la actividad física y la alimentación equilibrada.

 

sábado, 12 de enero de 2013

UN MUERTO MUY VIVO. FOUCAULT, LA MEDICALIZACIÓN DE LA SALUD

Es la primera vez que hablo de Michael Foucault en este blog, pero os adelanto que no será la última. Por eso, me atrevo a realizar una breve presentación de este magnífico autor. Foucault, escritor francés con formación académica en sociología y filosofía, fué autor de culto entre los intelectuales reaccionarios del Mayo francés (1968). Su obra versó desde su inicio sobre las relaciones de poder existentes en la sociedad y catalizadas principalmente desde las instituciones públicas. Sus estudios se centraron en la descripción histórica de sus objetivos de investigación realizando siempre una construcción arqueológica sobre las relaciones de poder que generan la construcción del conocimiento y la verdad. Foucault es conocido principalmente por el estudio de la institución penitenciaria (Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión) y por la construcción histórico de dos objetos de estudio de la medicina (Historia de la Locura e Historia de la Sexualidad). Pero la obra de Foucault no es sólo una epistemología sobre la prisión, la locura y la sexualidad. Sus escritos, conferencias, clases en el College de Francia e intervenciones en medios de comunicación dejaron una basta presencia de su pensamiento. Más aún, aunque el autor indicó expresamente en su testamento que no deseaba la publicación de un cuarto tomo de la Historía de la Sexualidad, deseo que ha sido respetado, sin embargo, si se han publicado póstumamente diferentes textos recopilatorios de artículos, intervenciones en medios de comunicación y sus discursos en congresos y conferencias.
 
Las últimas obras de Foucault han visto la luz hace muy poco tiempo. Os hablo de la publicación de "El poder, una bestia magnífica", donde se reúnen textos clave de los años ’70 y comienzos de los ’80 sobre poder y sociedad. También se ha publicado "Lecciones sobre la voluntad de saber", transcripción del primer año de cursos de Foucault en el Collège de Francia. Dos novedades de peso a las que vale asomarse para comprobar que Foucault es, aun después de su muerte, un escritor de primerísima actualidad. http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4902-2013-01-06.html
 
Foucault es, en el inicio del siglo XXI, un referente para todos los investigadores que estamos interesados en las relaciones de poder en las instituciones públicas, y en concreto, en la institución sanitaria. Su tratamiento de la medicalización de la vida y la influencia en la generación de conocimietno en materia de salud es, sin duda, un legado de asombrosa utilidad. Este será un tema ampliamente abordado próximamente en este blog.
 
Para finalizar os dejo como siempre un video. En esta ocasion es una auténtica joya. Un debate de total actualidad que tuvo lugar en 1971 entre Michel Foucault y Noam Chomsky en la Escuela Superior de Tecnología de Eindhoven (Holanda). El tema de discusión sigue vigente hoy en día.

miércoles, 2 de enero de 2013

UNA PÍLDORA DE OPTIMISMO AL DÍA MEJORA NUESTRA SALUD

 
Con la entrada del nuevo año todos nos proponemos metas y objetivos. Yo les propongo uno, sean optimistas. Hay demasiados motivos para no serlo en la sociedad actual, pero aún así, hay personas optimistas. Les aseguro que su salud lo agradecerá. El optimismo es un rasgo de la personalidad que se relaciona con el grado en que los individuos esperan resultados positivos para su futuro. El ser optimista se asocia según diferentes investigaciones con una mejor salud física y el bienestar mental. Se cree esta circunstancia se produce por la mejor predisposición de los individuos optimistas a enfrentar la adversidad. Este estilo de vida en busca de soluciones de forma activa orienta hacia la búsqueda de estrategias para dar respuestas a diferentes situaciones adversas. De esta forma las personas optimistas poseen un mejor manejo de las situaciones de estrés, poseen más habilidades sociales que les aleja de sentimientos como el fracaso o la soledad. Los optimistas intentan responder a las adversidades con un enfoque proactivo para hacer frente a la causa que puede originar el problema, indiferentemente que se trate de un problema de salud física, psicológica, o un problema social. De hecho el optimismo ha sido asociado con un menor riesgo de padecer diferentes trastornos físicos, incluyendo un menor riesgo de morbilidad y mortalidad de las enfermedades cardiovasculares. Esta actitud optimista es desarrollada con mayor frecuencia por personas que realizan actividad física de forma regular. y cuidan su alimentación sin abusar de sustancias tóxicas que favorecen la destrucción de radicales libres favoreciendo la oxidación celular. Diferentes estudios sugieren que biológicamente estás asociaciones se pueden explicar por un menor estrés oxidativo que favorece una mayor liberación de dopamina y endorfinas, y a la vez, un fortalecimiento del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal con una menor liberación de cortisol y glutamato. Por tanto, podemos decir que el optimismo juega un papel central en la salud relacionado con la calidad de vida y bienestar subjetivo. Una píldora de optimismo al día, una alimentación equilibrada sin obsesionarse por el control del peso y la práctica regular de actividad física con la cual disfrutemos, es una receta sencilla pero eficaz para favorecer nuestra salud.
 
Como es habitual en mis post les dejo un video relacionado con el tema abordado.