La cantidad y calidad de las horas de
sueño de una persona influyen en su salud. Esta es una afirmación socialmente
conocida y científicamente evidenciada. La
alteración de los ritmos
circadianos,
especialmente en la infancia, podría favorecer la aparición del sobrepeso. Y a la inversa, la obesidad incrementa el riesgo de sufrir
trastornos del sueño, como el insomnio, los ronquidos o la apnea. Es la conclusión a la que llegan los
miembros del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la
Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) de España.
En los últimos años han aumentado
los estudios que relacionan el sueño y la obesidad. La regulación hormonal del
sueño y el apetito son el foco de estudio, hormonas como la leptina y la grelina
están implicadas. Un reciente estudio de la Universidad de
Stanford (EE UU) sugiere que las personas que duermen
menos de 5 horas, comparado con aquellas que duermen 8 horas, producen mayores
niveles de grelina y descenso en los de leptina. La consecuencia más importante de
estas alteraciones neuroendocrinas es el aumento del apetito, especialmente por alimentos hipercalóricos
y ricos en hidratos de carbono, para intentar sustituir la
energía que no se recuperó por la falta de un sueño reparador. Y esto acaba provocando una
sobrealimentación y, en último término, ganancia de peso.
Pero también la calidad del sueño influye en
la regulación hormonal de la grelina y la leptina. Un estudio liderado por el
Dr. Harsch comparó los niveles séricos de grelina y leptina en pacientes
obesos con síndrome de apnea con
pacientes obesos sin síndrome de apnea. Observaron que los pacientes con
problemas respiratorios durante el sueño (ejemplo: personas que roncan) tenían
valores basales mayores de grelina y leptina que los de los controles obesos. Este
estudio sugiere que los niveles de leptina y grelina no dependen sólo de la
cantidad de sueño sino también de la calidad.
En los próximos años los estudios
sobre sueño y obesidad aumentarán. El papel de la leptina sobre la obesidad ya
ha sido destacado por Friedman y Coleman. Por lo tanto, en los estudios sobre
obesidad la variable sueño tendrá que ser estudiada con mayor atención. Ya que,
dormir bien es saludable, y según la evidencia científica, también adelgaza.