lunes, 15 de julio de 2013

Cerveza, vino y su influencia sobre la adiposidad abdominal


La llegada del verano predispone a las comidas fuera de casa. Es época de vacaciones, reuniones con amigos y familiares que suelen terminar en una fiesta gastronómica. En las comidas de verano la cerveza es la bebida estrella. Su carácter refrescante y su ayuda a la hidratación (98% de su contenido es agua) favorecen su consumo. Pero también es conocido que en vacaciones y en el verano se puede aumentar de peso con facilidad. Pero más allá de conductas socialmente vinculadas a la época estival, ¿existe relación entre la cerveza y el aumento del peso?, ¿ existen vinculaciones entre el consumo de alcohol y los desordenes alimentarios? La respuesta es si.
 
 
La ingesta continua de alcohol está relacionada con la obesidad abdominal según las conclusiones de diferentes estudios publicados en el 'European Journal of Clinical Nutrition'. Los resultados de estas investigaciones sugieren que el consumo de alcohol a lo largo de la vida favorece la adiposidad abdominal con aumento del perímetro de la cintura. Además, en los hombres, provoca obesidad general con aumento del Índice de Masa Corporal (IMC).
 
Entre estas investigaciones destaca la realizada durante nueve años por un grupo de trabajo que recogió una muestra de 258.177 individuos de entre 25 y 70 años, procedentes de Francia, Italia, Grecia, Holanda, Alemania, Suecia, Noruega, Reino Unido y España. El estudio analiza el consumo de alcohol en una amplia muestra de personas adultas de diferentes regiones europeas y examina el papel de la exposición durante largo tiempo al alcohol en la obesidad abdominal y general. No obstante, el estudio señala que los mayores incrementos del perímetro de la cintura se observan en consumos altos de alcohol, por lo que no desaconseja un consumo moderado.


En el estudio se analizó también los efectos que tenían la cerveza y el vino en la formación de adiposidad. Así, reveló que la ingesta de la cerveza favorece la formación de adiposidad abdominal en mayor mediad. Además, la investigación reveló que los hombres que consumen más cerveza presentan más riesgos (en un 75%) que los que beben vino (25%). De esta manera, los hombres que consumen más de tres vasos de cerveza incrementan (50%) sus posibilidades de tener obesidad abdominal. Por su parte, las mujeres que beben entre uno o dos vasos de cerveza diarios a lo largo de la vida tienen un riesgo ligeramente mayor de desarrollar obesidad abdominal que las que no consumen cerveza. Con respecto al vino, las mujeres que toman tres o más vasos tienen más posibilidades (60%) de padecer sobrepeso abdominal que las que no beben vino. Mientras que, en hombres, este riesgo se sitúa en el 28 por ciento.
Por otro lado, existen investigaciones que sugieren que la gente que tiene historial de alcoholismo puede estar cambiando su adicción a las bebidas por comida con altos niveles de calorías. Un estudio realizado en la Universidad Washington, señala que tanto las bebidas alcohólicas como los atracones de comida “basura”, estimulan las mismas partes del cerebro. La gente con una predisposición genética al alcoholismo está remplazando el alcohol por comida, principalmente las mujeres.  En el estudio se compararon la adicción y la tendencia a la obesidad en una investigación realizado en los años noventas y con otra realizada en los años 2001 y 2002. Cerca de 80 mil personas participaron en los dos estudios. Los resultados encontraron que en los años 2001 y 2002, las mujeres con un historial de alcoholismo fueron 49% más propensas a padecer obesidad, que aquellas que no tuvieron la predisposición al alcohol. Lo mismo ocurrió en los hombres, pero en un menor grado. Los investigadores sugieren que la predisposición genética del alcoholismo y la obesidad podrían deberse a cambios en los hábitos alimentarios, como un mayor consumo de comida “basura”.
 
 Aunque conviene recordar que el abuso de cerveza o vino conlleva perjuicios para la salud, derivados del alcohol y el alto contenido calórico, también hay que tener en cuenta, que el consumo responsable de cerveza y vino también producen efectos positivos sobre nuestra salud.