jueves, 28 de marzo de 2013

Con sólo perder 4 Kilos los obesos mejoran su salud


La obsesión por perder peso se ha incrustado en nuestra sociedad. ¿A cuántas personas conoces qué no hayan querido perder peso en alguna ocasión? Sin embargo, ¿todos necesitan perder peso? Claro, la respuesta a esta pregunta depende del objetivo. Si se quiere perder peso por estética, por salud física o psicológica. Como ustedes ya habrán observado la mayoría de sus conocidos que están a dieta no son obesos y tampoco tienen indicado perder peso para controlar su salud. La mayoría de las personas hacen dieta “por hacer dieta” y además lo hacen sin ninguna indicación por parte de especialistas, como indica la Encuesta Nacional deSalud 2012.  
 
Muchas personas hacen dieta por mantenerse en su peso “ideal” lo que traducido a valores de referencia del Índice de Masa Corporal (IMC) correspondería a ser normopeso. En ocasiones personas con sobrepeso intentan conseguir este objetivo aún estando sanos. Los medios de comunicación y algunas instituciones públicas animan a la población a conseguir su peso “ideal” para mejora su salud.  Pero, si una persona con sobrepeso ya se está sana y no ha variado su peso durante años, ¿por qué tiene que adelgazar? Esa es la paradoja del obeso “sano” que ha sido plasmada en diferentes investigaciones como la realizada por el Dr. Ortega y publicada en el European Heart Journal hace unas semanas. Sin embargo, supongamos ahora que una persona con sobrepeso tiene alterados algunos parámetros que se toman de referencia para controles clínicos del estado de salud, como por ejemplo la tensión arterial, los niveles de colesterol y triglicéridos o la glucemia basal. En este caso, y por indicación sanitaria habitualmente, se le recomienda al paciente que pierda peso siendo habitualmente el objetivo conseguir su peso normal según el IMC. En ocasiones este objetivo supone dejar muchos kilos siendo un duro camino para las personas con sobrepeso. ¿Es necesario perder muchos kilos para mejorar la salud? La respuesta es no.
 
Estudios publicados recientemente apoyan esta afirmación. Piñera y colaboradores sugieren en las conclusiones  de su estudio que las personas con sobrepeso u obesas mejoran su parámetros clínicos, metabólicos y psicológicos con la perdida tan sólo de 3,8 Kg de media. Esta idea también es apoyada por Coleman y Friedman quienes sugieren en su investigación sobre la leptina que pequeñas perdidas de peso son suficientes para mejorar la salud. Por lo tanto, el objetivo para las personas con sobrepeso y obesidad no debe ser llegar a ser normopesos sino mejorar su salud y esto se consigue dejando sólo unos pocos kilos. A partir de aquí si una persona quiere tener un IMC de peso normal será por otras cuestiones. Todas respetables por supuesto, pero no pongan a la salud como excusa. Les dejo un video del Dr. Friedman donde habla de su investigación sobre la leptina.
 
 

viernes, 15 de marzo de 2013

Las mujeres españolas, los niños y los mayores de 74 años están más delgados que hace seis años según la ENS 2012


El titular de este post puede parecer falso pero les aseguro que es real. Ayer se presentó por parte del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la Encuesta Nacional de Salud 2012 (ENS). La anterior encuesta se realizó en el año 2006, por lo tanto, ha transcurrido un periodo de seis años entre encuestas, circunstancia esta que no sucedía desde el primer intervalo entre los años 1987 y 1993. Por este motivo los resultados de este estudio se esperaban con interés por investigadores, instituciones e industrias afines a la sanidad. La encuesta nacional de salud (ENS), valora tres grandes grupos de variables relacionadas con: el estado de salud de los ciudadanos, la utilización de los servicios sanitarios y los determinantes de la salud. En este último apartado uno de los ítems aborda el estado del Índice de Masa Corporal (IMC) de los españoles para, a partir de este dato, calcular la prevalencia de obesidad. Y este es el dato que quiero analizar en este post.


Según los resultados de la ENS 2012 la prevalencia de sobrepeso y obesidad en los adultos españoles es la mayor de la historia (53,7%). En la anterior ENS 2006 la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso era del 52,4%, por lo tanto, el incremento en seis años ha sido sólo del 1,3%. Pero si focalizamos en el sexo de los españoles, podemos afirmar que la prevalencia de sobrepeso y obesidad entre las mujeres adultas españolas ha disminuido del 44,6% en 2006 al 44,2% en 2012. Por lo tanto, parece que el exceso de peso es cosa de hombres. Pero si leemos con detenimiento los datos podemos observar que tampoco de todos los hombres, pues el sobrepeso y la obesidad, es mayor en hombres entre 55-74 años siendo la prevalencia del 77,3%. Esto significa que tanto el resto de grupos de edad de hombres como todas las mujeres están más delgados que hace seis años. Sin embargo el titular del ministerio en su rueda de prensa es “los españoles están más gordos que nunca”.
 
La obesidad infantil se merece un análisis diferenciado. Durante la última década hemos escuchado y leído numerosa información institucional y científica advirtiéndonos de la creciente epidemia de obesidad infantil. Como ya he manifestado en otras ocasiones, diferentes investigadores teníamos serias dudas sobre esta cuestión. Especialmente desde la aparición en 2012 de los resultados del estudio ALADINO, en cuyas conclusiones se sugería que la prevalencia de obesidad infantil no había aumento en los últimos once años, periodo transcurrido entre los estudios EnKid (1998-2000) y Aladino (2010-2011).
En otro orden, estudios recientes también apoyan la conclusión de la ENS 2012, en cuanto a la disminución o estancamiento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población mayor de 74 años. Un estudio realizado por el reputado investigador Juan Luís Gutiérrez-Fisac, titulado “Trends in obesity and abdominal obesity in the older adult populationof Spain (2000-2010)" y publicado en la revista “Obesity Facts” en el mes de febrero de 2013, pone de manifiesto que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población española mayor de 65 años no ha aumentado en el periodo 2000-2010.
 
Concluyendo podemos decir que según los datos emanados de la evidencia científica la epidemia de obesidad en España parece más bien una “epidemia moral” o, en cualquier caso, una epidemia que afecta sólo a hombres entre 55 y 74 años. Sin  embargo, la carga moral del mensaje sobre el aumento de obesidad en España, si afecta a más población sobre todo a mujeres y niños de cualquier edad. Curiosamente estos son los dos grupos sociales que mayor presión institucional y mediática reciben para controlar su peso corporal. Los profesionales sanitarios debemos reflexionar sobre este particular para no favorecer procesos de estigmatización sobretodo en niños y mujeres. En promoción de la salud debemos fomentar actitudes positivas y no el miedo, de otra manera, podríamos estar fomentando una medicina persecutoria como la describe el Dr. Alvarez-Dardet.

domingo, 3 de marzo de 2013

Salud persecutoria, iatrogenia y miedo en la promoción de la salud




Autores como el Dr. Carlos Álvarez-Dardet, catedrático de salud pública de la Universidad de Alicante, opinan que la salud pública se está convirtiendo en un proceso persecutorio sobre la salud, lo que él llama salud persecutoria. Recientemente en las III Jornadas de Comunicación y Salud de la Universidad Miguel Hernández de Elche, el Dr. Álvarez-Dardet, comentaba que una de las consecuencias del excesivo control sobre la salud que estamos viviendo es la aparición de expansiones temporales de la noción de iatrogenia. Ya no solo pueden aparecer efectos secundarios del tratamiento de enfermedades reales sino que aparece la iatrogenia virtual.

 
Las instituciones sanitarias no solo diagnostican y tratan enfermedades, cada vez más diagnostican y tratan riesgos. Como quiera que los riesgos no siempre ocurren, nos encontramos en una nueva situación en la práctica médica, que incluye los efectos secundarios adversos del diagnostico y del tratamiento preventivo de enfermedades que nunca ocurrirían. El contrato implícito en la relación médico-paciente se establecía clásicamente después de una petición de ayuda demandada explícitamente por parte del enfermo (autonomía), bajo la aceptación de los principios de beneficencia y no-maleficencia, tres de los cuatro principios de la bioética. Sin embargo, una gran parte de la demanda sanitaria en la actualidad es inducida por la medicalización de los futuros y la medicina del riesgo, circunstancia que claramente afecta a la autonomía de los pacientes. El hecho de que los médicos diagnostiquen y traten riesgos virtualiza la noción de beneficencia. Si alguien después de haber sido tratado para reducir los niveles de colesterol e hipertensión no desarrolla infarto. ¿Puede este hecho ser atribuido con certeza a la acción médica en este caso concreto? Los médicos en la actualidad obtienen crédito de prevenir dolencias que nunca ocurrirían. Lo mismo sucede con los límites del principio de no-maleficencia ¿Son admisibles los efectos secundarios del diagnostico y el tratamiento de las enfermedades que no ocurrirán? ¿El nivel de daño físico, mental o económico debe ser el mismo para diagnosticar y tratar riesgos que para diagnosticar y tratar enfermedades?
 

Lo anteriormente expuesto tiene su claro ejemplo en la prevención de los posibles riesgos para la salud que supone el sobrepeso. Cada vez son más los autores críticos con este tema. Sólo las personas con obesidad mórbida (grado II y III) han sido identificados como pacientes de riesgo. Sin embargo, las instituciones sanitarias en materia de salud pública lideran costosas campañas de prevención del sobrepeso y la obesidad. La autonomía, la beneficencia, no maleficencia como principios bioéticos están menoscabados en estas campañas de salud pública. La promoción de la salud basada en el temor a enfermar y en la medicalización de la salud se muestra no sólo insuficiente, sino que puede presentar también carencias bioéticas, especialmente cuando pueden favorecer procesos de estigmatización y exclusión social.
 

A continuación os dejo un video donde el Dr. Mario Alonso Puig habla de los efectos negativos del miedo para el organismo humano.