domingo, 3 de marzo de 2013

Salud persecutoria, iatrogenia y miedo en la promoción de la salud




Autores como el Dr. Carlos Álvarez-Dardet, catedrático de salud pública de la Universidad de Alicante, opinan que la salud pública se está convirtiendo en un proceso persecutorio sobre la salud, lo que él llama salud persecutoria. Recientemente en las III Jornadas de Comunicación y Salud de la Universidad Miguel Hernández de Elche, el Dr. Álvarez-Dardet, comentaba que una de las consecuencias del excesivo control sobre la salud que estamos viviendo es la aparición de expansiones temporales de la noción de iatrogenia. Ya no solo pueden aparecer efectos secundarios del tratamiento de enfermedades reales sino que aparece la iatrogenia virtual.

 
Las instituciones sanitarias no solo diagnostican y tratan enfermedades, cada vez más diagnostican y tratan riesgos. Como quiera que los riesgos no siempre ocurren, nos encontramos en una nueva situación en la práctica médica, que incluye los efectos secundarios adversos del diagnostico y del tratamiento preventivo de enfermedades que nunca ocurrirían. El contrato implícito en la relación médico-paciente se establecía clásicamente después de una petición de ayuda demandada explícitamente por parte del enfermo (autonomía), bajo la aceptación de los principios de beneficencia y no-maleficencia, tres de los cuatro principios de la bioética. Sin embargo, una gran parte de la demanda sanitaria en la actualidad es inducida por la medicalización de los futuros y la medicina del riesgo, circunstancia que claramente afecta a la autonomía de los pacientes. El hecho de que los médicos diagnostiquen y traten riesgos virtualiza la noción de beneficencia. Si alguien después de haber sido tratado para reducir los niveles de colesterol e hipertensión no desarrolla infarto. ¿Puede este hecho ser atribuido con certeza a la acción médica en este caso concreto? Los médicos en la actualidad obtienen crédito de prevenir dolencias que nunca ocurrirían. Lo mismo sucede con los límites del principio de no-maleficencia ¿Son admisibles los efectos secundarios del diagnostico y el tratamiento de las enfermedades que no ocurrirán? ¿El nivel de daño físico, mental o económico debe ser el mismo para diagnosticar y tratar riesgos que para diagnosticar y tratar enfermedades?
 

Lo anteriormente expuesto tiene su claro ejemplo en la prevención de los posibles riesgos para la salud que supone el sobrepeso. Cada vez son más los autores críticos con este tema. Sólo las personas con obesidad mórbida (grado II y III) han sido identificados como pacientes de riesgo. Sin embargo, las instituciones sanitarias en materia de salud pública lideran costosas campañas de prevención del sobrepeso y la obesidad. La autonomía, la beneficencia, no maleficencia como principios bioéticos están menoscabados en estas campañas de salud pública. La promoción de la salud basada en el temor a enfermar y en la medicalización de la salud se muestra no sólo insuficiente, sino que puede presentar también carencias bioéticas, especialmente cuando pueden favorecer procesos de estigmatización y exclusión social.
 

A continuación os dejo un video donde el Dr. Mario Alonso Puig habla de los efectos negativos del miedo para el organismo humano.
 
 
                               
                                                              

No hay comentarios:

Publicar un comentario