Autores como el Dr. Carlos Álvarez-Dardet, catedrático de
salud pública de la Universidad de Alicante, opinan que la salud pública se
está convirtiendo en un proceso persecutorio sobre la salud, lo que él llama
salud persecutoria. Recientemente en las III Jornadas de Comunicación y Salud
de la Universidad Miguel Hernández de Elche, el Dr. Álvarez-Dardet, comentaba
que una
de las consecuencias del excesivo control sobre la salud que estamos viviendo
es la aparición de expansiones temporales de la noción de iatrogenia. Ya no
solo pueden aparecer efectos secundarios del tratamiento de enfermedades reales
sino que aparece la iatrogenia virtual.
Lo anteriormente expuesto tiene
su claro ejemplo en la prevención de los posibles riesgos para la salud que
supone el sobrepeso. Cada vez son más los autores críticos con este tema. Sólo
las personas con obesidad mórbida (grado II y III) han sido identificados como
pacientes de riesgo. Sin embargo, las instituciones sanitarias en materia de
salud pública lideran costosas campañas de prevención del sobrepeso y la obesidad.
La autonomía, la beneficencia, no maleficencia como principios bioéticos están
menoscabados en estas campañas de salud pública. La promoción de la salud basada en el temor a enfermar y en
la medicalización de la salud se muestra no sólo insuficiente, sino que puede
presentar también carencias bioéticas, especialmente cuando pueden favorecer
procesos de estigmatización y exclusión social.
A continuación os dejo un video
donde el Dr. Mario Alonso Puig habla de los efectos negativos del miedo para el
organismo humano.
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